Margarita llevaba muy dentro el ideal de la Merced: La liberación de los cautivos. Impulsada por este ideal, descubre que Dios les señala un nuevo camino de entrega y nuevo modo de concretar el carisma liberador: compartir la Buena Noticia de Jesús con aquellas personas que no le conocen.
Unas mujeres que habían entrado en un Convento de Clausura para dedicar sus vidas a la contemplación, a la oración por los demás, ven en las necesidades de los empobrecidos y empobrecidas y de quienes no conocen la Buena Noticia de Jesús que Dios les llama a salir a otros continentes. Una vez más aparecen las dificultades:
- Necesitaban la autorización del Papa para poder dejar la clausura
- Se les pedía una votación secreta en la que todas estuvieran de acuerdo
Por unanimidad las 94 monjas del convento acogieron con gozo el impulso nuevo del Espíritu que las llevaba más allá de lo que les era conocido.
Hoy nos cuesta imaginar qué suponía irse desde una aldea de Vizcaya hasta China. Allí llegó el primer grupo de Mercedarias en 1926. (Si quieres conocer más de esta primera Expedición pincha)
En pocos años las Mercedarias llegaron también a las Islas de Oceanía y Japón. Margarita acompañó en dos ocasiones a las misioneras y así pudo conocer las tierras y las gentes con las que tanto había soñado.
El 23 de Julio de 1934, a los 49 años, muere dejando tras de sí un nuevo Instituto misionero.
Las Mercedarias Misioneras de Bérriz continuamos este sueño compartiendo nuestra vida con otros pueblos: Filipinas, México, Guatemala, Estados Unidos, Nicaragua, República Democrática del Congo, Perú, Ecuador, Japón, Micronesia, Taiwán, Zambia, ...